Por Sebastián Bertolosso / @sebabertolosso
Fleetwood Mac tuvo su primera formación entre el blues y psicodelia con el guitarrista Peter Green, el baterista Mick Fleetwood y el bajista John McVie, pero debido a la inestabilidad de Green por el LSD y los constantes enfrentamientos musicales entre ellos derivaron en una reinvención de la banda, quedando solamente, Fleetwood, McVie y la esposa de este último, Christine, recién integrada, pero faltaban todavía dos elementos que resultarían fundamentales para la agrupación, la original y virtuosa guitarra de Lindsey Buckingham y la hipnótica e inigualable voz de Stevie Nicks, quien era por ese entonces su novia,, de este modo acordaron esta nueva reencarnación que marcaría una etapa que sería la mas exitosa pero también la mas problemática a niveles escandalosos por los inconvenientes que surgirían en el camino y que intentaré abordar a continuación.
Luego de giras interminables de su por entonces último y homónimo disco, la banda se encontraba en una situación envidiable en el término profesional, pero lamentable en sus relaciones interpersonales. La pareja Buckingham y Nicks se separaban y regresaban constantemente. Los McVie empezaron a divorciarse. La esposa de Fleetwood había tenido un affaire con su mejor amigo, y para complicar aún mas las cosas, estaba la compañía discográfica metiendo una presión insoportable para el grupo, que los obligaba a sacar material nuevo de manera urgente. La única ventaja perceptible de todo ese caos fueron las composiciones inspiradas por tantos conflictos y problemas darían como resultado titular a su nuevo disco “Rumors”.
En este contexto los miembros de la banda arribaron a los prácticamente aislados estudios Record Plant en Sausalito, California, un recinto cubierto casi en su totalidad de madera, sin mucho contacto con el mundo exterior. Por el lado de las mujeres decidieron quedarse en unas residencias cerca de los muelles, mientras que los varones se alojaron cerca del estudio. Todo era ideal en principio en cuanto a la practicidad y acústica de la sala a la que se suma el presupuesto ilimitado que les dio la compañía discográfica que dio rienda suelta a un sinfín de experimentos con micrófonos, instrumentos y setup en el aspecto positivo, pero al mismo tiempo derivó en todo lo negativo, ya que la banda se permitió suministros considerables de cocaína, alcohol y fiestas que duraban hasta el amanecer. En medio de todo ese descontrol y excesos, fue concebido el disco.
Una vez que la fiesta concluía y la resaca pasaba llegaba el momento en que el grupo hacía su terapia real. Como en la canción que abre la placa “Second Hand News”, donde Buckingham admite abiertamente ser reemplazado sentimentalmente en la vida de Nicks, acompañado por punzantes riffs y los ritmos galopantes de Fleetwood, mientras que Nicks se toma su tiempo para contestarle luego con una agridulce despedida llena de posible esperanza en Dreams, que sería sin lugar a dudas uno de los mayores hits de su carrera.
En “Never Going Back Again”, Buckingham vuelve a tomar la palabra para dirigir su reproche ante un desliz con otra mujer, mientras que en “Don´t Stop”, Christine entra para empezar a mediar las cosas con optimismo un tanto siniestro y que en el aspecto musical solo cuenta con una magistral armonía de Buckingham para coincidir con ella. Así el guitarrista parece haber dado por sentado la disolución del fuerte vínculo emocional que lo unió con Nicks durante mucho tiempo, pero la cantautora no se quedará de brazos cruzados. Lejos de intervenir o detener estas trifulcas, la parte rítmica de Fleetwood y McVie parece también encontrar puntos en común con la telenovela de sus vocalistas con contundente percusión y líneas de bajo tan creativas como melancólicas, como podrán ver la banda se potenciaba en la parte creativa para hacer catarsis de sus conflictos personales, pero logrando composiciones realmente brillantes.
La capacidad musical de Buckingham es notable desde que comienza el disco, al igual que su acidez y capacidad de lastimar que llega a su momento culmine en “Go Your Own Way”, en la ira y la furia es notable en su voz a medio quebrar en el coro y en el feroz rasgueo de su instrumento al final. Luego llega la desgarradora “Songbird”, interpretada por Christine, para la cual ya cansada de tantos conflictos se aísla para interpretar. Dicho aislamiento es tan metafórico como literal, ya que lo grabó casi en solitario en un auditorio vacío, acompañada por un piano, un ramo de flores, quince micrófonos en todo el foro y la guitarra de Buckingham de fondo.
A esta altura, el contexto ya daba para que Fleetwood y McVie muestren sus propios dramas tanto lírica como musicalmente, con lo cual “The Chain” permite que los cinco integrantes confronten entre sí y a sí mismos conformando una deslumbrante armonía triple de los vocalistas, donde es palpable cómo se maldicen uno al otro frente al micrófono, lo que lleva a un furioso desenlace de la canción, donde McVie suelta una letal línea de bajo que parece querer arrancarle la cabeza a sus compañeros de banda y Fleetwood, su eterno aliado, lo asiste contundente y arrollador tras los parches detrás de los cuales asoma un brutal solo de guitarra de Buckingham mientras que las chicas dan una pelea espectacular con coros inspiradísimos dando por resultado un tema descomunal.
Luego es el turno de “You Make Loving Fun”, donde Christine también quiere sacar otras cosas de su corazón, que obviamente traerán mas drama como si ya no hubiera suficiente, y en la cual habla de su reciente enamoramiento con el director de iluminación en los conciertos de la banda con quien engañó a su marido el bajista John McVie, quien tampoco era ningún santo ya que era adicto a todas las groupies que pasaran por su camino. En “I Don’t Wanna Know”, vuelve a aparecer el ego de Buckingham para cuestionar por qué el amor lo sigue eludiendo, pero sin querer realmente saber la respuesta, sin querer hacerse cargo de su parte en todos estos conflictos.
En medio de todo este caos, Fleetwood (quien dicho sea de paso también tuvo un amorío con la cantante Stevie Nicks), era el hombre más grande en físico pero también en lo emocional, ya que a pesar de todo el caos era quien tenía la capacidad de mantener a todos los integrantes en un mínimo orden, logra casi al final de las grabaciones poder reconciliarse con su mujer, con lo cual Christine celebra el momento con “Oh Daddy”, que es un afectuoso tema con buenos deseos para el Big Daddy, apodo que recibió Fleetwood por parte de la banda.
Cuando por fin parece que todos dejaron de manifiesto sus demonios e hicieron la catarsis respectiva mediante grandes canciones, aparece Nicks para mostrar el as que tiene bajo la manga, ni mas ni menos que ““Gold Dust Woman, en donde aparece como una sirena tentadora y vulnerable a la vez que abraza por completo sus adicciones y nueva libertad, dándole a la placa un cierre que no es feliz sino todo lo contrario: es algo siniestro y perturbador.
A 45 años de su lanzamiento, “Rumors” es uno de los discos mas vendidos de la historia de la música, que triunfó no solamente en lo musical sino que la crítica especializada lo alabó siempre por ser una obra maestra, aunque claramente también se vio opacado por la prensa sensacionalista que se enfocaba mas en los conflictos entre sus integrantes que en lo meramente artístico.
De este modo, el álbum no solamente consolidó a Fleetwood Mac como una de las bandas más grandes del mundo, sino que también nos deja una enseñanza para encontrar la catarsis musical celebrando una ruptura, no solo lamentándola.
Hasta la próxima.
Artista: FLEETWOOD MAC
Álbum: RUMORS
Fecha de Lanzamiento: 4 DE FEBRERO DE 1977
Duración: 39:58 MIN.
Producción: FLEETWOOD MAC, KEN CALLIAT, RICHARD DASHNUT.
Sello discográfico: WARNER BROS RECORDS
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