Por Sara González Cañete
Carolina es un ejemplo y testimonio de la dedicación, la pasión y el enorme compromiso con su sueño. Actualmente el ser humano ha distorsionado de alguna forma su esencia y convicción, en esto tienen mucho que ver las situaciones laborales, responsabilidades personales incluso la falta de ilusión con sus sueños de la infancia. A veces recordando al niño interior que llevamos adentro, también llega el recuerdo de la pregunta existencial más fuerte que siempre cargamos; “¿Que vas a ser cuando seas grande?”
Carolina Pereyra no tuvo preámbulo al identificar su verdadera pasión, el pulso de su vida tenia ritmo, danza y puro arte. Era una pequeña de 4 años, cuando al bailar por primera vez sobre el escenario, se sintió inmensamente conmovida por una emoción que atravesó su alma. Aquella inolvidable experiencia fue impactante para ella, de tal manera que al recordarla todavía se percibe ese sentimiento en el relato. Carolina nació en un Chilecito de casi 3 décadas atrás, no era el mismo que hoy busca su lugar propio. Sin embargo los ojos de Carolina ya estaban teñidos de sueños y embriagada por un amor que la llevaría a lugares impensados para esa niña. Creció llenando sus pasos de música, viviendo el estilo de cada baile, absorbiendo todo conocimiento y también bailando en pequeñas presentaciones de la Plaza Principal de Chilecito. El tiempo paso raudamente, como todo ciclo que cumple promesas del alma llegó el momento para ella también, evaluar su decisión profesional fue un desafío en el andar. Derecho fue la carrera elegida, buscó ajustar su vida a las normativas que la mayoría tiene, pasaron los episodios de su historia... “Sentía que me marchitaba”, cuenta con una convicción a toda prueba, mirando a un lado parece volver a ese momento en su narrativa.

Carolina es sencilla y humilde, afable, cordial, simpática y dueña de una belleza que se ilumina con su sonrisa. Cualidades que se aprecian a simple vista en ella, intelectualmente es curiosa, intrépida, auto exigente y audaz. Sus movimientos expresados a través de la danza hablan más que sus palabras, la delicadeza de sus manos terminan en la posición perfecta de sus dedos. Su cuerpo ágil y espigado lleva el vaivén del tamborileo junto a la métrica de la danza árabe. El arte en la sangre del ser humano equilibra en su medida justa el cuerpo, el espíritu y el intelecto. Todo en su justa medida puede oírse cual sinfonía única en cada protagonista. Carolina es así... conocerla es ver el alma hipnótica de una mujer que ha sabido hacer de la danza una experiencia genuina de vida.
Finalmente dejó la carrera de Derecho para dedicarse a su verdadero ikigai. En el año 2008 comenzó su formación en Danzas, la destreza y talento fue encontrándose con las técnicas perfectas y adquiriendo habilidades para lograr destacarse en un mundo artístico con la vara cada vez más alta.
¿CÓMO EMPEZASTE A DESENVOLVERTE PROFESIONALMENTE EN LA DANZA, UNA VEZ QUE DEJASTE DE ESTUDIAR DERECHO?
Empecé dictando clases a niñas, lo cual fue un descubrimiento para mí. ¡No sabía cuánto me gustaba la docencia hasta ese momento! Realmente lo disfruto plenamente, creo que bailar y enseñar son para mí apasionantes. También tomé la responsabilidad de ir capacitándome, eso siempre fue fundamental en todo momento, sobre todo cuando me especialicé en Danzas Árabes. Todo bailarín, profesor o nueva técnica de la que me enteraba que llegaba al país, ahí estaba inscribiéndome para construir mi carrera. Terminé mi formación oficial en la escuela de Danzas árabes Saida Helou, la máxima referente de la danza árabe en el país, con reconocimiento internacional. ¡Una maestra con mayúsculas!
DEFINITIVAMENTE TODA TU CONCENTRACIÓN SIEMPRE ESTUVO PUESTA EN CUMPLIR TU SUEÑO, ¿CUÁNTOS OBSTÁCULOS ENCONTRASTE?
Fueron muchos, en principio escuchar la frase algo trillada ‘no se puede vivir de esto’; fue por eso probablemente que estudie Derecho, hasta que no fue posible ir en contra de mi vocación y pasión. Económicamente podría decir que también fue un desafío siempre, pagar la escuela de danza en Buenos Aires, viajar hasta allá, viviendo en Córdoba. El cansancio físico incluso también suma un plus, el entrenamiento que requiere bailar, el buen estado físico es fundamental. Sin embargo mientras cada etapa pasaba no pensaba en la dificultad, si no en los logros que iba teniendo. Eso sí... nunca imaginé que esa niña con ilusiones y sueños llegaría a bailar en los lugares donde estuve y sigo trabajando.
Carolina emprendió un importante viaje en 2024 por primera vez, Marruecos fue el destino. Esta travesía tuvo lugar después de recorrer varias provincias en el país, presentándose en diferentes escenarios, concursos ganados y además llevando adelante el “Ballet Zaahira”, un ballet propio que formó con diez bailarinas estables. La capacidad de Carolina como docente no tiene un atisbo de dudas, su talento como bailarina ni siquiera deja espacio para cerrar los ojos al verla brillar sobre un escenario. Chilecito brinda perlas para el país y el mundo... llegar a la Meca de las Danzas árabes y ser aplaudida en esos países fue el trofeo que la vida empezó a darle a esta bailarina.

Al llegar a Marruecos fue un gran cambio de vida, permaneció unos meses ahí, contratada por diferentes espacios artísticos.
Continuó hacia Emiratos Árabes, donde siguió expandiéndose en diferentes áreas de su vida. “Yo fui de las personas que pensaban ‘no voy a llegar a cumplir con tal o cual objetivo’, sobre todo en este campo de la danza, donde hay tanta competencia, ‘no se si tengo lo suficiente para hacer la diferencia...’ ese era mi pensamiento. Hasta que un día alguien me dio una dosis de auto confianza y comprobé que no hay limites para nadie”.
¿QUÉ SINTIÓ LA NIÑA INTERIOR DE CAROLINA, CUANDO LLEGO A LA CUNA MUNDIAL DE SU DANZA ELEGIDA?
¡Una gran felicidad! Cuido mucho a mi niña interior, fue la que me hizo sentir la emoción mas profunda en mi vida, la que confió mas en mí. Cierro los ojos y me veo bailando en la plaza de Chilecito, en los actos... y cada vez que bailo hoy, sigo sintiendo las mismas cosquillas con el sentimiento intacto. Tuve muchos momentos negativos, no todo estuvo allanado en mi camino, ahí la tuve siempre a mi madre impulsando mis pasos, con su aliento gane la confianza necesaria también. ¡No llegué a los concursos que gané, ni a los escenarios donde me aplaudieron, ni me quedé en Emiratos Árabes por pensarlo! Tuve disciplina, trabajo, formación, di todo de mi parte para cada etapa de mi vida profesional, es más, diría que en cada momento difícil que pasó en lo personal, me sublimo en el espectáculo, bailando es mi forma de centrarme y descansar del momento complicado. Mi compromiso con esa niña está intacto.
Carolina cuenta que en la cuna de las danzas árabes, absolutamente todo siempre es motivo de celebración con el baile, con lo cual la exigencia de esta identidad cultural es fuerte. Esta etapa profesional bailando en Emiratos es el comienzo del gran despliegue de sus alas. En breve retorna a continuar su travesía por aquellos escenarios. Este 2025 tomará el desafío intelectual de aprender el idioma natal, un plus que se sumará a su historia. A nivel internacional empiezan sus primeros pasos, en un lugar de ensueños donde nació la magia y la tradición de su danza. Ella es Argentina, es Riojana, es Chileciteña de pura cepa... Bailarina desde los 4 años, cuando tímidamente se asomó su sangre de artista. Hoy Carolina Pereyra es la embajadora Riojana en Emiratos Árabes, donde tuvo el privilegio de bailar para los siete reyes de Emiratos Árabes. Fresca, simple y enormemente talentosa... ella sonríe y transmite la emoción de la pequeña Caro.

Sus presentaciones en los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos marcaron un hito en su carrera, permitiéndole sumergirse en la riqueza cultural de la danza y compartir su arte con audiencias de diversas partes del mundo.
Carolina es un ejemplo de perseverancia y pasión para las nuevas generaciones de artistas. Su historia recuerda que los sueños se hacen realidad con esfuerzo y dedicación. Una bailarina excepcional ha llevado con su talento, la bandera riojana a escenarios internacionales, tiene la esencia intacta de la sangre riojana y deja una huella imborrable entre desiertos y reyes.
Una historia de vida que asombrará a muchos... y continuará...
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