Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
1591 Cultura + Espectáculos LECTURAS

Un ícono automotriz

Una reseña para "El libro del 1114. La historia del camión y el colectivo", de Esteban de León y Emiliano Passarelli

Motorlibros, el primer sello argentino especializado en libros de autos, pone primera durante este año 2024 para incorporar a su creciente catálogo la obra “El libro del 1114. La historia del camión y el colectivo”, de Esteban de León y Emiliano Passarelli.

La trompa corta y redondeada, la expresión seria del frontal con sus faros grandes y una amplia parrilla, con la omnipresente estrella de tres puntas en el centro, se fueron convirtiendo en una postal habitual del paisaje urbano, suburbano y rural.

Con pasión y compromiso, los autores navegan por el universo del Mercedes-Benz 1114 para definir sus antecedentes y señalar sus evoluciones, partiendo del desembarco de la empresa en Argentina allá por 1951.

Además, decodifican, con claridad, precisión y rigurosidad investigativa, el complejo entramado de versiones, variantes y denominaciones desarrolladas a lo largo de más de veinte años de producción a partir de 1967, de un vehículo que fue un mojón fundamental en la industria automotriz argentina.

Con este nuevo título, Motorlibros incorpora a su catálogo un libro indispensable para aquellos que sienten que el camión y el colectivo son mucho más que simples medios de transporte. De León y Passarelli “reivindican” un ícono de la industria automotriz nacional.

Como dice Gustavo Feder en el prólogo del libro: “En Argentina, el nombre Mercedes-Benz es sinónimo de transporte. Ya sea en su modalidad de cargas como de pasajeros, la marca de la buena estrella remite a fortaleza, seguridad y confiabilidad. Su vínculo indisoluble y persistente con el transportista argentino empezó a forjarse al comenzar la década de 1950, cuando la planta de montaje del partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, se convirtió en la primera fuera de Alemania. De allí partieron los pioneros camiones L 3500 y L 4500 que sellaron un fiel maridaje con el país”.

Los productos de Mercedes-Benz se ganaron un merecido lugar en la memoria colectiva de generaciones. Y entre tantos exitosos modelos que salieron de la línea de montaje que se instalaría en la localidad de Virrey del Pino, hubo uno que por su trascendencia se ha convertido en el referente histórico indiscutido de la marca: el L 1114.

Tanto es así que mientras Mercedes-Benz es sinónimo de transporte en Argentina, el L 1114 es sinónimo de camión.

La leyenda comenzó a gestarse en 1967, cuando llegó como evolución de los camiones L 911 y L 1112. Con mejoras en la mecánica, el recién arribado heredó la moderna cabina de sus antecesores para consolidarse de manera inmediata como un suceso de ventas. La trompa corta y redondeada, la expresión seria del frontal con sus faros grandes y una amplia parrilla, con la omnipresente estrella de tres puntas en el centro, se fueron convirtiendo en una postal habitual del paisaje urbano, suburbano y rural.

Calles, avenidas, rutas y autopistas de todo el país fueron conquistadas por un producto que pronto fue galardonado por los camioneros con el inapelable título de “indestructible”.

Con seguridad y solvencia se calzó los trajes de cisterna, bombero, playo, jaula, volcador, tractor, y todos los que el transporte demandara. Pero el L 1114 no estuvo solo.

Mercedes-Benz desarrolló el modelo LO 1114, un chasis para uso como transporte de pasajeros, nuestro “colectivo”. Con los mismos atributos de robustez y economía, el LO 1114 dominó con autoridad el mercado de transporte urbano de pasajeros durante casi tres décadas.

Tanto en su versión camión como en colectivo, el 1114 marcó una era irrepetible y única. Y como sucede con todo buen diseño, su vigencia no se discute, simplemente permanece. Miles de unidades que aún prestan servicio por distintos rincones del país así lo atestiguan.

El cúmulo de datos distribuidos en fichas técnicas, catálogos, manuales y folletos originales, notas en diarios y revistas y publicidades de época fue el punto de partida de una pormenorizada investigación que comienza en Alemania y culmina con los ejemplares postreros que se produjeron en el país a comienzos de los años noventa.

Con pasión y compromiso, Esteban de León y Emiliano Passarelli navegan por el universo 1114 para describir su desembarco en Argentina, definir sus antecedentes y señalar sus evoluciones. Además, decodifican, con claridad y precisión, el complejo entramado de versiones, variantes y denominaciones desarrolladas a lo largo de más de veinte años de producción.

Este es un libro indispensable para aquellos que sienten que el camión es algo más que un simple medio de transporte. Un acto de justicia para un ícono de la industria automotriz nacional.

PRESENTACIÓN

Al investigar acerca del Mercedes-Benz 1114 avasalla la cantidad de información y testimonios que se pueden encontrar, tanto en medios digitales como gráficos, televisivos y radiales, sean o no del ámbito del transporte. Pocos camiones y buses en el mundo llegan a ser objetos de culto, y uno de ellos, sin dudas, fue el Mercedes-Benz 1114 fabricado en Argentina.

Del 1114 se habla en las calles y en las redes sociales, se oyen y se leen comentarios, anécdotas y vivencias en diálogos de camioneros y gente “de a pie”. Lo acompañan a cierta distancia en tan merecido lugar de privilegio los Bedford (producto estrella de General Motors en el Reino Unido), los modelos de la serie F de Ford, los productos del grupo Chrysler (Dodge, Fargo y de Soto), el Fiat 673 (conocido popularmente como “Sallustro”) junto a los Fiat 619, 697, y también los Scania 111, R/T112 y R/T 113, entre muchos otros modelos de camiones y buses de nuestra industria e historia del transporte argentino.

En la década de 1960, las filiales locales de esas fábricas producían camiones y colectivos de configuración convencional como los L 312 y posteriormente semifrontales, y se disputaban la moderada porción del mercado de transporte de carga y pasajeros en Argentina, un país –entonces y ahora– de población escasa y geográficamente muy concentrada.

Las importaciones estaban cerradas, de acuerdo al marco regulatorio impuesto a fines de los años cincuenta, y los vehículos de tamaño mediano/semipesado eran la única opción.

Fue un desafío sobrevivir por casi tres décadas (1970, 1980 y entrados los años noventa con las últimas unidades producidas) a distintos gobiernos (de facto y democráticos), a diversos tipos de crisis y planes –como “el Rodrigazo”, “la tablita” cambiaria, “la plata dulce”, “el Plan Primavera”, “el Plan Austral”–, al crecimiento del tamaño de los camiones, a la reducción de distancias (más kilómetros recorridos en una misma jornada con más confort para el conductor y el crecimiento de los centros urbanos), al aprovechamiento de tiempos e insumos como el gasoil y repuestos, como también a los nuevos y sucesivos paradigmas productivos, industriales, y logísticos que han hecho replantear el uso del camión y el ómnibus para el transporte de cargas y pasajeros. Ante todo esto, el único que se mantuvo fue el 1114.

Un superviviente nato, que estuvo y aún sigue estando en nuestras calles, rutas y autopistas, que con mínimos cambios se conservó estoico mientras veía nacer y morir rivales por doquier.

Sus tradicionales formas redondeadas, surgidas a fines de la década de 1950 en Alemania Occidental con el código L59 (por Lastkraftwagen, “camión” en alemán, y el año de aparición), lo mantuvieron vigente y fácilmente identificable, aun cuando se afilaron las líneas en los setenta y los ochenta, y se reordenaron los espacios en las cabinas de los camiones y en los interiores de los buses. Desde la planta ubicada en la localidad bonaerense de Virrey del Pino, Mercedes-Benz Argentina exportó el 1114 a países vecinos y del resto del continente, mientras que la planta de Brasil, con el “hermano” 1113 y sus evoluciones vernáculas, hizo lo suyo también en su país y el resto de América, incluso llegando a Estados Unidos en un breve momento.

Su mecánica fiable, comprobada y sempiterna, fue el sello de una época que no volverá. Los sucesores del Mercedes- Benz 1114, como, por ejemplo, el L 1215, no lograron cubrir el vacío dejado por un vehículo de “nariz corta” (Kurzhauber en alemán) pero de larguísima vida de servicio, tanto para el transporte de cargas como el de pasajeros. Aunque el anunciado fin de su producción llegó en 1992, muchas empresas de transporte siguieron comprando y “almacenando” los 1114, porque sabían que difícilmente otros modelos alcanzarían la misma calidad. Esta es la razón de que se hayan patentado vehículos mucho tiempo después del cese de fabricación.

LECTURAS 1114 COLECTIVO CAMIÓN
Seguí a Nueva Rioja en google news

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso