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Opinión TECNOLOGIA

La fantasía de la inteligencia artificial

Hemos tenido un “vistazo al futuro”, pero la tan anhelada AGI (inteligencia artificial general, esa que superará a los humanos) está muy lejos de ser una realidad.

Primero, no lo creímos. Apenas entendimos, nos asustamos. “Paremos por 6 meses”, dijo Elon Musk - y otros. Venía un apocalipsis tecnológico. Pero no paramos, y nos entusiasmamos: “Esto cambia todo”, “vas a perder tu trabajo si no estudiás prompt engineering”, o “Agreguemos AI a nuestra marca”.

Hoy, poco más de un año después, estamos decepcionados. The Economist recientemente tituló: “La IA casi no tuvo impacto económico” ¿Qué pasó con el fin del mundo que preveíamos?

Un Vistazo al Futuro

Cuando los hermanos Wright volaron su avión en 1903, parecía que el futuro había llegado. Sólo sesenta y seis años después, el ser humano pisaba la Luna. Se abría un mundo de posibilidades, la vía láctea y más allá nos esperaba. La ciencia ficción terminaba de florecer, creando universos futuros increíbles.

Sin embargo, luego de ese gran salto, el progreso espacial se estancó. Cincuenta y cinco años después de llegar a la Luna estaríamos, si no fuera por SpaceX, casi en el mismo lugar.

La inteligencia artificial parece seguir un patrón similar. Hemos tenido un “vistazo al futuro”, pero la tan anhelada AGI (inteligencia artificial general, esa que superará a los humanos) está muy lejos de ser una realidad.

La Burbuja de la IA

Es fácil dejarse llevar por la promesa de la tecnología, especialmente cuando consultores, desarrolladores, inversores y grandes empresas tienen tanto interés en que esa promesa se materialice. Pero al igual que la exploración espacial, estamos, parece, en un máximo local. La IA ha tenido avances impresionantes, impensados hace una década, pero su impacto económico sigue siendo marginal.

Nuestra imaginación, nuestros sueños, nuestros proyectos, nos llevaron a planear o temer un futuro en donde la tecnología se aceleraba aún más, mientras los agoreros decían que eso nunca sucedería, o al menos “no en nuestro país”. Pero la realidad es, por ahora, otra. La IA es muy potente para muchas cosas pero dista de poder reemplazar la mayoría de los puestos de trabajo. Es más el piloto automático del avión que, en realidad, depende del piloto humano encendiéndolo. La IA es nuestro copiloto.

Vivimos durante 2023 y 2024 una burbuja, una ilusión de progreso rápido y sostenido que aún no se ha concretado. El camino que estamos tomando desde la ciencia, acelerado a partir del paper “Attention is All You Need” (Vaswani et al., 2017), tiene un límite: podemos seguir acelerando el procesamiento (NVIDIA, el principal proveedor, vale más que Google o Amazon), consiguiendo más textos para alimentarlo, pero parecería que, con el nivel científico actual, lo único que se puede lograr son mejoras pequeñas.

Una burbuja parecida a la de las puntocom en 2000, a la hipotecaria en 2008, a la de bitcoin en 2017 y hasta a la de los tulipanes en 1637…

La burbuja está por explotar.

Explotar seguramente para también renacer de sus cenizas, con fuerza y otro enfoque.

Consecuencias para nuestro día a día laboral

En el día a día laboral, estas expectativas no cumplidas de la IA tienen varias consecuencias:

1) Revalorización del Capital Humano: A pesar de los avances tecnológicos, el capital humano sigue siendo insustituible en muchas áreas. Las habilidades blandas, el pensamiento crítico y la creatividad son más importantes que nunca. Es crucial seguir invirtiendo en la capacitación de los empleados para trabajar junto a la tecnología. La educación continua en habilidades digitales y en el manejo de herramientas de IA es fundamental.

2) Enfoque en la Innovación Práctica: Las empresas deben enfocarse en implementaciones prácticas y realistas de IA que mejoren procesos específicos y aumenten la eficiencia, en lugar de perseguir soluciones utópicas. Esto requiere realizar muchos pequeños cambios constantemente, adaptándose a nuevas tecnologías y necesidades.

3) La Oportunidad: Las personas en el trabajo tenemos una oportunidad única: sabemos lo que podría pasar (y que seguramente pasará), pero nos acaban de regalar tiempo para prepararnos. Tenemos la responsabilidad de empujar esos cambios constantemente. Este es el momento para demostrar que somos irremplazables al ser los impulsores del progreso dentro de nuestras organizaciones. Nos dijeron que ganamos tiempo, y debemos aprovecharlo para adaptarnos y mejorar, utilizando el modelo EAT para ser más humanos y valiosos, como se describe en el libro “Sé tu propio CEO”.

El Camino a Seguir

En el fondo, la tecnología avanza a un ritmo impredecible. Nos queda aprender a vivir con los pies en la tierra mientras soñamos con las estrellas. La verdadera AGI está mucho más lejos de lo que me gustaría admitir. Por ahora, la inteligencia artificial es un potente auxiliar, pero no el revolucionario que cambiará la economía de la noche a la mañana. La historia del progreso humano es una de pasos gigantes seguidos por largos períodos de adaptación y espera. La IA no es diferente.

Así que, mientras algunos siguen soñando con un futuro donde la IA resuelva todos nuestros problemas, recordemos que, por ahora, estamos lejos de esa realidad. Y eso no está mal. Cada pequeño avance nos acerca un poco más, pero sin olvidar que estamos construyendo un futuro, paso a paso, no corriendo hacia él.

El autor es economista. Publicado en Perfil.com

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