Por Julio Aiub Morales
Aunque las elecciones generales del pasado 27 de octubre arrojaron prácticamente un empate entre ambas fuerzas mayoritarias, por lo cual el Parlamento nacional quedo muy parejo, los uruguayos decidieron darle mayor respaldo al Frente Amplio, contrariando la imagen de pujanza que tiene el gobierno actual de Luis Lacalle Pou en el exterior, sobre todo en Argentina.
Una gran duda que existía entre los analistas políticos era como manejaría un eventual gobierno del FA las relaciones con sus vecinos Brasil y Argentina, especialmente con el presidente Javier Milei, con quien las diferencias ideológicas son más que obvias.
El domingo por la mañana temprano, cuando José Pepe Mujica fue a votar, algunos periodistas argentinos quisieron hacerle decir algo contra Milei, pero Mujica astutamente lo evito. Y afortunadamente para ambos países en la misma noche del domingo la Cancillería Argentina hizo llegar sus congratulaciones a Orsi.
“Ratificamos nuestro compromiso de trabajar junto a Uruguay para fortalecer la agenda compartida y el bienestar de ambos países” escribió la Cancillería, texto que fue retuiteado por el presidente Milei.
En Uruguay siempre existió la conciencia de que el “paisito” como se lo denomina aquí era y es “un algodón entre dos cristales”, Brasil y Argentina, dos poderosos países que tienen intereses cruzados en la región. Tanto, que en los supermercados uruguayos pueden encontrarse hasta galletitas argentinas y brasileñas. Y los camiones cargados de mercaderías y productos primarios forman largas filas para cruzar las fronteras de los tres países, sumándose también Chile y Paraguay.
Y sobre todo en los últimos cinco años del gobierno de Lacalle Pou, Uruguay sirvió de refugio a empresarios argentinos de talla mundial como Marcos Galperin, dueño de Mercado Libre. Globant, otro unicornio argentino, también está aquí. Además han llegado migrantes venezolanos y cubanos huyendo de los regímenes de sus países.
Pero el pueblo uruguayo tiene otras urgencias. “Mis enemigos son el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción” dijo Orsi durante el debate presidencial previo al balotaje. En ese sentido, anuncio que se crearan 2000 cargos policiales mas, así como la cantidad de cámaras. Se crearán comisarias móviles y se intensificara el patrullaje, especialmente en las zonas de fronteras para evitar que “sigan siendo un colador”.
Sucede que en los últimos tiempos Uruguay se ha visto azotado por una verdadera epidemia de crímenes, la gran mayoría de ellos vinculados al narcotráfico. Se estima que operan unas 50 bandas en este país de apenas tres millones de habitantes.
Pero también hay otros problemas, como el de las jubilaciones, por ejemplo. Orsi adelanto que buscara bajar a los 60 años la edad mínima para jubilarse, pero adelanto que no se derogara el sistema privado de retiro (AFAP) pero podría ser revisado. Este es un tema clave para el futuro inmediato y mediato para un país, cuya población no crece hace más de 30 años y que parece estar decreciendo.
Orsi, un profesor de Historia, de 57 años y que fue intendente de Canelones, el segundo departamento del Uruguay, llego a candidato presidencial con el apoyo del Pepe Mujica, exguerrillero y expresidente. Pero será Orsi quien lleve adelante el dialogo social esperado para afrontar y resolver los problemas de este pequeño pero importante vecino.
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