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1591 Cultura + Espectáculos DE NUESTRA TIERRA

Sangre de chaya y voz de coplas: la Tona Páez

La riqueza cultural de La Rioja se manifiesta a través de diversas expresiones artísticas y folclóricas que reflejan la identidad y tradiciones arraigadas en la región. Entre estas manifestaciones, destacan la chaya riojana y la voz inigualable de la Tona Páez, dos emblemas que reúnen lo mejor de nuestras raíces.
Sara González Cañete

Por Sara González Cañete

Es crucial valorar el papel fundamental que desempeñan estos eventos para preservar las raíces culturales locales e impulsar el turismo cultural en toda la región. La chaya riojana y la Tona Páez son sin duda dos tesoros vivientes que merecen ser celebrados como parte fundamental del patrimonio intangible provincial, sobre todo en el tradicional Chilecito.

La caja chayera no solo despierta en el mes de febrero, danza en cada espacio de sus creadores, de los autores que cuentan leyendas en coplas y cantantes de todos los tiempos. Toma calor de las manos para distinguir su sonido. Estas canciones suelen estar cargadas de nostalgia por epopeyas pasadas, amor por la tierra y el paisaje riojano, además de celebrar la alegría del momento. También narran historias populares y anécdotas que resaltan las tradiciones, costumbres y valores propios del pueblo riojano.

Las letras evocan los sentimientos más profundos del pueblo, transmitiendo un fuerte sentido de identidad cultural. Las melodías contagian alegría a los participantes durante las fiestas, generando un ambiente festivo. Chilecito tiene una embajadora autentica, nacida y criada en la Perla del Oeste, la querida Tona creció inmersa en la rica herencia chayera de una familia de vidaleros que la define con precisión. Desde temprana edad, demostró un talento excepcional para el canto y una profunda conexión con las raíces culturales del folclore local. Estas cualidades han consolidado su posición como referente indiscutible de la verdadera chaya riojana.

Su voz es poderosa y emotiva. La Tona interpreta las coplas con una pasión desbordante que resuena en cada verso. Su capacidad para transmitir la intensidad emocional y narrativa de estas canciones es incomparable, lo que le ha valido el reconocimiento no solo a nivel local, sino también Provincial.

Más allá de su virtuosismo vocal, ella es un pilar fundamental en la preservación y difusión de la cultura riojana. A través del arte musical, se ha convertido en embajadora incansable de las tradiciones locales, contribuyendo así a mantener viva la identidad cultural que tanto ama.

Su compromiso con el legado artístico y etnográfico la ha llevado a colaborar estrechamente con diferentes artistas emergentes, referentes culturales y sobre todo dándole una impronta única a cada febrero… mes de su propio nacimiento.

ENCANTO ÚNICO

Su imagen tiene un halo de fabulosa figura de hada que escapó de leyendas antiguas, sentada en su mecedora de mimbre, con la mirada alegre y la sonrisa presta. Así estaba esperando el momento de nuestro encuentro, ella reposa las manos en su regazo, observo sus uñas delicadamente pintadas, el pelo sin atavíos muestran su blanco color sabiduría. Su mirada benevolente y algo cansada todavía tiene chispas de un encanto único. Observo a una mujer íntegra, de cuerpo fuerte y espíritu intrépido, es cautivante escucharla reviviendo su historia en cada recuerdo.

Con 98 años de vida (ella dice tener más) goza de una memoria privilegiada, la lucidez intacta… una voz aplomada, vibrante y contundente. Sus modos tiernos expresan bondad a flor de piel, generosa, solidaria y sobre todas las cosas una mujer alegre.

Fue madre de 16 hijos y tuvo siete partos en absoluta soledad, cierra los ojos mientras lo narra. Cortó el cordón umbilical de siete hijos que dio a luz. Once de ellos han muerto y sus ojos se llenan de lágrimas al evocar ese recuerdo. Hace silencio en su relato, suspira y vuelve pensando en ellos. “Los recuerdo con todo mi amor, y con lo mejor que cada uno tuvo”.

La templanza es parte de su esencia y la vitalidad de su risa a pesar de las tristezas, es el pulso primordial de su vida. Su nombre es Ernestina Esmeralda Páez, fue su abuela quien la bautizo con el sobrenombre que fue su identidad toda la vida.

Se esmera en detallar sus historias, no busca la cronología sin embargo se deja guiar por los eventos que han marcado su vida.

¿CUÁL ES EL PRIMER RECUERDO CANTANDO EN LAS CELEBRACIONES DE FEBRERO?

He cantado desde los 7 años; cuando éramos niños, nuestros padres nos llevaban a todas las celebraciones de la Chaya. Somos la raíz que ha quedado, ya he grabado y creado 12 vidalas, además fui una voz revelación en Cosquín 1992. Canté y fui finalista, después gane pero no busqué el reconocimiento, no me interesan los papeles… aquello puede quedarse en un museo. Lo que significa para mi cantar vidalas, va mucho más allá de todo. La Chaya es mi vida misma, es todo en mi esencia. Sin embargo siento que la Chaya tristemente se va terminando, en mi sentir ya no es la misma fiesta de antes, la que unía alegremente a las personas, con amistad y hermandad, todos nos cuidábamos y respetábamos. Ya no son como en mis recuerdos, antes nos quedábamos dormidos y hasta éramos arropados en cualquier casa. Nadie tenía malas intenciones, hoy en día ya no es igual, siempre recomiendo que se cuiden y sean responsables… mientras disfrutan. Los tiempos han cambiado muchos conceptos.

¿CÓMO VAS VIVIENDO ACTUALMENTE EL CAMBIO DE GENERACIONES QUE VAN HEREDANDO LA CHAYA?

No quisiera que se pierda el verdadero sentir de febrero, cuando comienza este mes… ¡mi sangre parece alegrarse! No puedo esperar ver a todos reunidos y disfrutar los topamientos, los jóvenes ya no toman en cuenta los mismos valores de esta tradición. Pero me siento tranquila en un sentido: tengo hijos y nietos que siguen cantando vidalas y sienten la Chaya como yo. Sé que algo voy dejando en el camino, ellos continuaran cantando.

La Tona además de crear y cantar Vidalas, es una artesana de lujo. Creadora de cajas para nuevas manos que acaricien el cuero en cada copla que deleite en febrero, al igual que el vino en los brindis interminables. Actualmente dedica gran parte de su tiempo a realizar cajas Chayeras.

¿CÓMO ES EL SONIDO LEAL QUE DEBERÍA TENER UNA CAJA?

Las cajas suenan mejor en verano, el cuero se expande con el calor y eso hace posible el mejor sonido. En invierno sobre todo es muy probable que una caja no suene, pero al tocar con las manos una caja, esta debe sonar casi en silencio, un suave golpe que acaricie el cuero y libere un sonido seco pero fuerte. No es un sonido de cartón ni de caja común, la caja es particular, tiene historia y es sagrada. Después de la Chaya a los 40 días se celebran las pascuas, así que la caja es religiosa y además amorosa. Amorosa… porque con ella se consiguen muchos amores.

ENTRE LA ALBAHACA Y LA HARINA

Son tantas las chayas que han danzado con sus vidalas acompasadas entre cajas que ella misma ha creado, que nació su necesidad de escribir un libro para resguardar su legado. Actualmente se encuentra en ese proceso, sin duda una obligación que siente el deber de cumplir antes del ocaso en su vida. La conciencia del tiempo pasado y el traspaso generacional que espera pueda mantener viva su memoria, la motivaron a dejar plasmadas historias, costumbres, personajes y personalidades que bajo el cielo de febrero vivieron la experiencia de una Chaya.

“Recuerdo las chayas en las que bailaba incansablemente con Miguel Dorado, un entrañable amigo. El tiempo parecía eterno en aquel entonces, pero hoy él ya no está”.

Nada se interpuso en su camino. Como mujer fue una pionera en muchos aspectos, trabajó por temporadas en todos los lugares que tenían a bien contratar mujeres, cosechas, fábricas de alimentos, artesanías, siempre conectada con sus prioridades. No dejó de ser una madre presente, además de criar y cuidar a sus propios hijos tuvo el magnánimo gesto de darle su leche materna a todo niño que requería. Su numerosa familia tuvo en ella un ejemplo claro de generosidad y amor, construyó junto a su marido la casa que habita hasta el día de hoy. Con enorme satisfacción expresa: “Muchos políticos me traían bolsos de mercaderías, me ofrecían cosas materiales, incluso en la capital me quisieron regalar una vivienda. !A todo siempre dije que no! Todo lo que logré fue bajo mi propio trabajo y tesón, eso nadie me podría reclamar ni quitar. A pesar de ser tan pobres fuimos levantando con mucha honra cada ladrillo de esta casa. Recuerdo las noches que el techo dejaba pasar las gotas de lluvia y no podía dormir, este era un rancho de jarilla. Aunque no podía dormir, al día siguiente muy temprano me levantaba para seguir trabajando. Siempre me sentí orgullosa de mantener mis valores sobre todo. Así mejoramos esta casa que desde el año 40 fue fruto de nuestro trabajo”.

La Tona Páez goza del reconocimiento implícito en todos los rincones del apacible valle de Famatina, las quebradas más ocultas han escuchado su voz elevándose hasta las estrellas, con cada copla el viento celebró su vida en febrero. Ella es un tributo a la Chaya desde su primer aliento, nada la va a alejar de su querida fiesta, quedará eternizada en las cajas que sus manos tocaron, en las vidalas que compuso desde el arte más sublime. Pocos conocen su verdadero nombre, pero los topamientos saben que ella es el corazón que late entre la albahaca y la harina.

Amada por todos, recordada por muchos más, venerada por sus pares. Ella respira y la Chaya sonríe… cómo pensar en febrero sin ver su sonrisa plena y sus manos extasiadas sobre el cuero de una caja. Cómo no guardar su mirada en la luz de cada luna que anuncia la llegada de febrero, el mes que la trajo al mundo para afianzar la tradición más riojana de la tierra argentina.

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