Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión REPASO. JULIO CRIVELLI

El amor en español: lo que nos hace la Serpiente, ese símbolo del erotismo y del mal... ¿o de la virtud?

Según la cultura, la Serpiente es la unión, la traición, o un acercamiento a lo más espiritual. Un recorrido por distintas serpientes que cambian de piel, se reinventan, tienen dos lenguas y se meten con nosotros.
Julio Crivelli

Por Julio Crivelli

En esta serie, que ya va por su tercera entrega, nos preguntamos si el español es un idioma o una cultura. Y elegimos hablar de una cultura, un lenguaje propio de Hispanoamérica que produce metáforas en el campo de la representación y comprende tanto los conceptos con los que desarrollamos la poética como las imágenes con las que formamos el arte.

Aquí exploramos algunas de esas imágenes.

Ya trabajamos con la Ninfa y con el Héroe. Ahora vamos a examinar a la Serpiente.

Tenemos una Ninfa y tenemos un Héroe. Ahora necesitamos una Serpiente que los una, que los convierta en pareja, que mediante el deseo los convoque a amarse, que los haga reproducirse, condición necesaria de una cultura.

La Serpiente es el símbolo más dual, más contradictorio, más universal que tenemos.

Por el bien o por el mal, o por ambos a la vez es venerada en todas las culturas de Oriente Y Occidente. No existe ninguna cultura en la que la serpiente no sea poderoso símbolo, no importa de qué.

Más allá de la categoría moral a la que se la someta, la serpiente será siempre símbolo mítico de la unión: de la unión de los sexos, de la reproducción, de la regeneración y el renacimiento, la vida eterna, por eso es un dios.

No importa si esa unión es obtenida por el deseo sexual desenfrenado, como en Adán y Eva, o por la soberbia y la vanidad como de la Medusa, o a la inversa, como el caso de Quetzalcoalt o los dragones chinos, que emplumados consiguen volar, ir al cielo, llegar al espíritu.

En nuestro análisis, la serpiente de los españoles de la Conquista es un símbolo del mal, es la causante de la Caída, de la expulsión del Edén.

En la tradición de Occidente, centrada en la mitología de los hebreos y de los griegos, las serpientes representan algo muy negativo: la vanidad que nos hace creernos iguales a Dios, el engaño del Fruto Prohibido, el deseo sexual exaltado. Por eso la serpiente en el mito de Adán y Eva, representa la soberbia que engaña a Eva y Eva es a su vez la serpiente que engaña a Adán excitando su vanidad. La serpiente es la causa eficiente de la Caída.

En la Biblia está también el Leviatán, la terrible serpiente del mar a la cual tiene que exterminar Yahvé.

Entre los griegos la serpiente está en los cabellos de la Medusa, símbolo de la soberbia y la vanidad del poder. Cuando Perseo la enfrenta al espejo y ella ve su propia soberbia, su propia vanidad, queda petrificada. (La roca, la materia, la negación del espíritu, el deseo exaltado).

Además, en la mitología de los griegos está la lucha entre Apolo y Pitón. Apolo, que es el símbolo de la luz, mata a Pitón, la serpiente que representa las fuerzas de la tierra, de lo material y de la oscuridad. No obstante, Pitón permanecerá inspirando a las Pitonisas que leen el futuro.

Y Zeus que mata a Tifón, un monstruo con miles de piernas de serpiente, un monstruo que se apoya en la vanidad, en la oscuridad.

Si existieron los aspectos positivos de la simbología de la serpiente en Occidente, el judaísmo y el cristianismo se encargaron de exterminarlos.

Sin embargo más allá de la metáfora bíblica, la serpiente representa el erotismo, la unión, la sublime emoción que provoca que los sexos se unan, se reproduzcan y se enseñoreen de la Tierra.

Una serpiente virtuoso

En sentido contrario, entre los mesoamericanos la serpiente es virtuosa, casi siempre está emplumada, es el símbolo de la Tierra, de lo material y de la sabiduría humana que puede volar hasta el Cielo.

Los mayas de Yucatán adoraban a la serpiente emplumada como Kukulcán, el dios del viento, de la luz y de las aguas con ciertos atributos solares. Y se le honraba especialmente como el dios del trueno.

En nahuatl, el idioma de los Méxicas, serpiente es coatl y está asociada a diferentes dioses como Quetzalcoatl (Serpiente Emplumada), Xiuhcoatl (Serpiente de Fuego), Mixcoatl (Serpiente de Nube) o Coatlicue (la de la Falda de Serpientes) madre del dios Huitzilopochtli.

La conexión con la fertilidad es muy clara en el mito azteca de su concepción y nacimiento. Quetzalcoatl nació de Cihuacóatl, diosa de la fertilidad y de la tierra cuyo nombre significa “mujer serpiente” y cuyo padre fue el dios de la caza Mixcóatl o “serpiente de nube”.

Pero en la historia real de la fundación de la cultura hispanoamericana la serpiente tiene un papel preponderante, como autora del engaño que hace posible la Conquista.

Recordemos que Quetzalcoalt, la serpiente emplumada, representa la luz del día, el pensamiento puro y la vida sana, pero como hemos visto, su otra parte, su reverso y enemigo era Tezcatlipoca vinculado a la noche, el engaño y los ciclos de violencia.

Tezcalipoca su otra parte, su reverso, había derrotado a Quetzalcoalt antes de la llegada de los españoles y éste último tuvo que huir por el mar, en una balsa formada por serpientes con la promesa de volver y formar otra vez el glorioso reino de Tollán .

Las predicciones situaron ese momento en el año I-Junco, que fue casualmente el año que Hernán Cortés llegó allí.

Por eso los aztecas reciben a Cortés como un Salvador sin resistencia militar y le abren camino como a un dios que retorna, lo cual facilita muchísimo la Conquista.

De modo que la Serpiente tiene un papel fundamental como factor de formación de la cultura Hispanoamericana, y curiosamente, es de nuevo su capacidad de engaño, su habilidad para la traición, la que determina la unión. (¿No nos recuerda a Adán y Eva?).

Un disco de bronce de la Cultura Catamarca

Esta obra pertenece a la Cultura de Catamarca, una cultura preincaica del noroeste de Argentina, que fue invadida por los Incas poco antes de la Conquista, a mediados del S XIV. Las culturas del noroeste argentino, tan lejanas del desarrollo cultural mesoamericano, tenían un buen desarrollo de los metales, parecido al de los mayas de Colombia.

El disco podría tener propósitos religiosos o defensivos, pareciera que lo primero es más probable. Sabemos poco de esta cultura de Catamarca porque se extinguió antes de la llegada de los españoles. Por ello nuestra interpretación estará guiada por lo que conocemos de las serpientes en general y sobre todo por los interrogantes que provoca la figura.

La figura del anverso es una figura masculina, por contraste a las figuras femeninas del reverso.

El disco adquiere entonces una dimensión simbólica trascendente: trataría - en nuestra opinión - sobre la unión de los sexos, están presentes los tres; el varón, la mujer y la serpiente, igual que la ancestral mitología de los hebreos, probablemente tomada de los pueblos de la Mesopotamia.

Las serpientes bicéfalas que la rodean, ¿son serpientes de la vida eterna, del renacimiento, de la unión? Serían entonces representantes del erotismo que une a los sexos, del erotismo que se lleva en el alma, que se transmite al cuerpo, una emoción sublime que nos permite vivir y reproducirnos. Sin eso no hay nada, más allá de la condena bíblica.

¿O son serpientes amenazantes, representantes del deseo desenfrenado que domina la razón? ¿Porque rodean la cabeza del hombre como si fueran a morder la sede del intelecto, sometiéndolo al deseo?

En el reverso las mujeres no parecen amenazadas de mordedura, parecen atravesadas por la serpiente bicéfala, como si el espíritu ofídico dominase la femineidad.

Ambas figuras tienen rectas que salen del cuello, que se han interpretado como sangre que emana. ¿Son el recuerdo del sacrificio humano, como Isaac? ¿Todavía se practicaban sacrificios humanos en Catamarca, en la época de producción de la obra?

La obra nos conmueve. Nos conmueve porque toda ella es un enigma. También porque para interpretarla, sólo podemos usar nuestras categorías procedentes de la historia y de los mitos, a sabiendas de que podemos estar lejanos de la verdad.

Pero, ¿el arte está para decir la verdad? No lo creemos.

El Sueño de Malinche se exhibió en la Exposición Surrealista Internacional en la Galería de Arte Mexicano en la Ciudad de México en 1939. Los críticos llamaron a esta obra ejemplo estilístico de realismo mágico. La exposición fue organizada por Wolfgang Paalen, André Breton y César Moro.

Antonio Ruiz, su autor, fue un pintor y escenógrafo mexicano que trabajó en su país y en Hollywood. Fue amigo de Miguel Covarrubias, de Frida Kahlo, de Rufino Tamayo y de la mayoría de los artistas de su tiempo. Su paso por el surrealismo fue fugaz y profundo, El Sueño de la Malinche fue valorado como una de las obras más importantes de la muestra comentada arriba.

La Malinche, fue la guía, intérprete y amante de Hernán Cortés durante la conquista española del Imperio azteca.

¿Por qué Malinche es una serpiente? Porque habla dos lenguas, es bífida como la serpiente y como traductora puede unir y puede traicionar, igual que los ofidios.

¿Quién es la Malinche que retrata Ruiz? Malinche es una joven de origen noble. Se discute el lugar de su nacimiento, aunque siempre está al sur de Tenochtitlán. También su nombre, Marina para los españoles, Malintzin para los nahuas o Malinalli. No sabemos, a nosotros nos llega como Malinche.

Malinche hablaba nahuatl y el lenguaje cortesano de tecpillahtolli (“discurso señorial”), un registro nahuatl que es significativamente diferente del discurso del plebeyo.

Los españoles la llaman Doña, reconociendo su origen noble. Tiene una historia dramática: cuando era una niña de diez años Malinche fue vendida o secuestrada como esclava. Posteriormente fue entregada, junto con otras 20 esclavas, a los españoles por los nativos.

Malinche está especialmente dotada, es una diplomática educada por su origen noble y tiene una formidable capacidad para aprender lenguajes. Además de sus lenguas maternas habla los idiomas mayas y aprende rápidamente el español.

Por eso, porque es capaz de traducir, porque tiene “dos lenguas”, la ubicamos como la serpiente traductora que permitió el “entendimiento,” (condenado al malentendido), entre indígenas y españoles en la Conquista.

(Fragmento de la nota publicada por el autor en el portal Infobae.com)

VOCES OPINION

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso